sábado, 1 de julio de 2023

La escritura académica de «Los ventrílocuos»

 

«No se investiga leyendo libros,

se investiga citándolos,

lo que citamos ya investigó por nosotros»

"El que cita le hace de ventrílocuo a los extraños de los libros"


 

(Battilana 2023)

 

 

 

 

domingo, 23 de abril de 2023

El nabo rojo

 

El nabo rojo y la rapa verde argentinos

“Pensar es servir”, J. Martí.

 

En su variedad argentina, el nabo rojo fue reintroducido al país en el año 1952. Es importante señalar que, de todos los nabos, el rojo trajo consigo peculiaridades que colorean a las otras especies de nabo nativo. Entre los años 1950 y 1954 se plantan en el país las primeras semillas de soja o soya que -como todos hemos visto- tienen un solo color: el verde. A diferencia del nabo rojo, la soja carece del forro rojo que envuelve y protege al nabo argentino de las inclemencias y la inoportuna acidez de los pesticidas, de casi todas, inclusive y de las que en forma natural afectan a la soja verde. La soja, aunque desprovista de la química proveniente del forro rojo, con los años y los imprevistos cruzamientos sí está siendo afectada por la erosión y la pauperización residual de la siembra del nabo rojo argentino. Casi siete décadas han degradado el suelo de tal modo que la familia de insectos concurrentes a la polinización indirecta del nabo abandonó la matriz ecológica para migrar a otros suelos, menos permeables, suelos que producen nabos pero de variados tonos.
Para aproximar a los lectores a los problemas que la práctica del nabo rojo ocasionó tomaremos el ejemplo de su primo más cercano, el rabanito. El rabanito nos presenta una cobertura en parte roja y en parte blanca, esta dualidad también está presente en el nabo, pero el nabo se muestra rojo por fuera y blanco por dentro. ¿Qué significa esto? Aunque la mayor parte de los rabanitos argentinos están pintados de un tinte rojo, otros son blancos en la parte que tienen enterrada, así logran exponer esa seña tan conveniente a su supervivencia, aunque investigaciones epigenéticas sospechan que el estrés simbólico de preferir el rojo lo ha condenado a achicarse en todas las variedades. No sabemos si este «hacerse el rojo» es condición suficiente para empequeñecerse pero probablemente hay relación. El nabo rojo mantiene su tamaño, cambia su forma según las condiciones: todos los nabos crean para sí condiciones de estratos parasitadores de recursos que terminan agotando y hasta anulando la posibilidad de rotaciones estacionales. El nabo no es estacional, se reproduce todo el año ¿qué condiciones comparten el rabanito argentino nativo con el nabo rojo importado? Se necesitan aquí respuestas no lineales, es decir, responder no es siempre una explicación. Observaremos al nabo rojo dentro y fuera de su medio, hasta su dinámica conversión en los cajones de las verdulerías, en las ollas, etc. También su sabor, el rabanito y el nabo pican, cuanto más deshidratados y viejos son, más pican; acá un pequeño apartado, una mención especial: la subespecie aparecida en los años sesenta no deja de picar y su mutación pica inclusive en su semilla. Este picor es en sí el reemplazante de lo que antes era su capacidad nutritiva, por eso: a más picor menos nutrientes. El rojo descoloreado se presenta solo en los rabanitos de poca profundidad. ¿Podemos asegurar que el nabo rojo comparte con la yuca cubana algo de las propiedades venenosas de esta última? Recordemos que el jugo de la mandioca, yuca o guacamota es parte constitutiva del curare, un veneno paralizante de las extremidades, que inhibe la movilidad de los cuerpos. La harina de mandioca está extendida por toda América y sus propiedades tóxico paralizantes ya dan señales inconfundibles hasta en la salud mental de las poblaciones. El nabo rojo posee un jugo cuyo extracto se oxida en contacto con la luz solar, este jugo no se combinaba satisfactoriamente con otros productos, pero actualmente se ha logrado integrarlo de tal forma que ya es otro más entre los emulsionantes y rellenos usados para adulterar alimentos. ¿Es entonces el nabo rojo una plaga endémica en Argentina? Es mucho más que eso, las semillas de nabo rojo argentino han sido interceptadas en raquetas, dinero, libros y ropas de los viajeros, demostrando una capacidad y resistencia óptimas a la vez que su potencia de cruzamiento puede embeber el genoma más estabilizado de la naturaleza.
Los aspectos colectivos del nabo rojo argentino se duplican cada año, así se da esta caracterización unívoca de la horizontalidad rizomática de cada individuo y la pendiente de su crecimiento es una tuberización negativa que se diferencia en su actitud verticalista no sólo de su tubérculo sino de su penacho elevado por encima de la superficie común. El nabo rojo tiene una apariencia común que insta a suponerlo inferior a otras especies de tubérculos pero es engañoso, no hay nada de común en el forro rojo del nabo argentino. Rojo en la tierra y verde en el aire, con el rojo enterrado de su raíz y el estandarte verde como arma esgrimida que tapiza los campos argentinos invadidos de este tubérculo que ya vemos agazapado como un parásito más entre los brotes de soja, o soya. Por lo pronto tenemos un nabo rojo implantado y uno nativo, un nabo que a la vez exportamos adherido como una polinización exogámica de semillas de nabo. ¿Cómo se fertiliza a los nabos en Argentina? Bueno, la expectativa actual nos ofrece una fertilización directa y una nutrición corporativa, las universidades argentinas conocen muy bien esto, aún más que los espacios agronómicos que se encuentran desbordados y neutrales ante el avance de, podríamos aventurar, una exageración, nuestra nabolización endémica. ¿Es bueno el nabo? Sí, este nabo actual es mucho más bueno que el nabo europeo. recordemos entonces: cuanto más pica menos nutre, pero en ese picor persistente produce una reacción cuyo ardor lo precede. El nabo se ancla en los paladares más incautos pues puede hacerse pasar por otros alimentos, siempre y cuando se inviertan recursos y medios para enmascarar su ardor. Recordemos un emprendimiento de la UBA para fabricar papel con la fibra del nabo, proyecto que ya forma parte irresoluta y que conforma la estructura misma de la edición y fabricación de libros universitarios. El nabo para hacer libros y los libros para fertilizar nabos cuando sea necesario reciclarlos a ambos. El libro y el nabo hermanados en una síntesis apoteótica de colectivismo fibroso, un éxito que corona décadas y décadas de negligencias agronómicas. El nabo más usado para fibra de libros es el que describimos en nuestro estudio, es decir, un nabo de raíz superficial, plano y rodeado de múltiples franjas moradas. Las franjas moradas (color inconfundible) se separan en anillos como polleritas que envuelven la raíz hasta su mitad. Cuando es roja hay una sola franja pero cuando son muchas franjas son moradas, y de esta última se obtiene la mejor trama para papel aunque se oxida rápidamente debido a la superposición química entre colores.
Así que a las configuraciones terciarias y secundarias debemos sumar la aparición de una configuración recesiva del nabo en su estadío primario. Este encuentro solidario entre el nabo rojo de fase terciaria con el nabo del primario asegura la reproducción. Visto en perspectiva, el nabo sería un agente multiplicador de oportunidades precarias, un formador de espacios de esterilidad integrada.
Las competencias y los competidores del nabo rojo ven invadidos los terrenos y reblandecidos sus cultivos. Los factores de crecimiento son ya hasta de orden antropológico, aún de condiciones alimentarias que agotan y ponen de rodilla a los países haciéndolos más globalizables o -en términos agronómicos- «nabolizables».
¿Cuál sería la hortaliza que otros países han preferido sembrar para contener la expansión de estas variedades rojas? Ya tenemos otra variedad en ciernes, el nabo marrón, quizá cómo suponen los especialistas éste nabo marrón se hace lugar y se aprovecha de su condición nativa para parasitar al nabo blanco. Es indudable que el elenco de nabos no distingue colores.
 
Nabo es el nombre que se da a la raíz y planta llamada Brassica rapa, brassica es repollo y rapa es nabo, qué notable similitud, el nabo rojo es un agente vegetal rapaz arrepollado, es decir que lo conforman múltiples capas retorcidas y poco definidas que lo aíslan, al nabo rojo, y a nosotros nos dejan casi indefensos ante tamaña rapaz.
Los franceses distinguen entre nabos de raíz larga y de raíz corta y aplanada. Una nota de color es que a Sartre le gustó el nabo de Freneuse y a Camius el nabo de Alsasia, ambos fueron seducidos por estos nabos uno de carne blanca y el otro de carne amarilla, esto fue así hasta que a Francia llegó el carbunco y la peste seca que aplastaron por un tiempo la producción de coles, nabos y rutubaga. La rutubaga vendría a ser la «naba roja» que de tanto cruzarse con el nabo rojo ya perdió esa cobertura tan característica y hoy se ofrece pintada de verde es decir la «naba verde». Otra seña aclaratoria es ese nombre de rutubaga. Veamos cómo el pasado tipifica a una planta por su comportamiento, rutu es huella y baga es en realidad vaga, así tenemos «las nómades de la huella» pues vaga es nómade. Entonces ya existía para los antiguos campesinos la vaga verde que dejaba una huella por donde pasaba, qué bella manera de nombrar. Debido a las innumerables patentes y derechos de uso de semillas, la naba verde se reproduce a sí misma y su semilla es casi infértil, achatada y está patentada por el consorcio mundial Marxgenta, por esto se está intentando que la naba rapaz verde se reproduzca usando la semilla fértil de otras plantas. Este uso de una semilla ajena como caballo de Troya de otra especie es cada vez más utilizado en países reblandecidos y agotados de nutrientes. La rutubaga es verde por fuera y flácida por dentro como un pepino envejecido por el frio, su intervención en los plantíos se da espontáneamente y despliega un efecto abortivo selectivo sobre las cosechas, aún en las etapas de fertilización. Esta rutubaga produce una semilla voraz que ningún animal digiere, sólo los pájaros la comen pero para luego incorporarlas al ciclo de volare et cacas o “volar y cagarlas” que es como los pájaros se deshacen de ellas y las diseminan.
Para acabar, recordamos una frase del independentista Martí «Pensar es servir». ¿Qué tanto nos dispara esta frase si la vemos así? «No pensar es servir» porque así sirven las hortalizas, sirviendo sin pensar. Se necesita entonces de un pensar que sirva para reconocer y gestionar al nabo rojo y a la rapa verde que sirven sin pensar en el daño que los tubérculos ocasionan a los territorios.
Daniel Battilana
Marzo 2020
 
 
 

sábado, 20 de marzo de 2021

El diccionario del insecto

 

Hay palabras que no son palabras, no lo son, lo sé. Lo fueron antes cuando algunas de ellas se resistieron a la servidumbre de resignificar forzadas, a mentir propositos, a igualarse con lo hueco. Y se agazapan miméticas; se dejan pronunciar siendo sólo de aire. No son de esa materia que ovillaba los dedos del alivio, una materia que antes nos dejaba hacer palabras humanas. No pueden ser palabras esas que rebotan u ordenan por sí solas a las demás a significados aislados de la vida. Nombrar lo que no existe, hablarle a la deriva de los hombres, no es poesía vulnerable de misterio, no, es mandar al aire a engañar a la gente prendida de lo insustancial. No debería haber palabras que engañen por sí solas, esas no son humanas ni palabra es cosa que obedece al aire. Si son usadas sin misterio, despojadas de la penuria y de la maldad, las palabras representarán la ausencia del humano, la presencia inequívoca del insecto que vive de lo verosímil porque el insecto demanda su propio diccionario.

 

 

DanielBattilana




lunes, 22 de febrero de 2021

El cattivo coro o el pensamiento galleta: duro por fuera hueco por dentro.

 ¿Quién es este raptor que amordaza con culpa tu capacidad para generalizar? nadie te puede negar la naturalidad de que estructurés tu criterio u opinión partiendo de los universales (me refiero a los que aparecen en tus deseos, no en los deseos de los nominalistas), ya vas a tener tiempo de pormenorizar, eso sí, dejá lugar para pormenorizar mucho, ese será tu argumento. 

El reduccionismo que se necesita es el de hilar fino, poné todo en el cedazo y fijate si la sombra dialoga con la pregunta, es más sensato desechar una interrogación que aislar una sombra. Ah, si no hay preguntas no tendrás cedazo, si no hay riqueza no habrá sombras. El cattivo coro, cattivo coro de siempre.

¿Querés hacer juicios arbitrarios? dale, no recojás un miedo que no te pertenece; a priori y a posteriori son los órdenes que deberás presentar con tanta prolijidad que el ser de la especificidad creado por los necios, omitirá y omitirá para poder reñir con tus ideas, si las hay. Para ser arbitrario, ya que te incomunicará el serlo, los contenidos deben parecer inteligentes desde adentro y no sólo estar dispuestos con arte, con arte del afuera.
¿Querés categorizar? hacelo, está de moda no hacerlo, está de moda no usar la mente para muchas cosas pues hay que reservarla para los entretenimientos visuales; han logrado que la mente parpadee y el ojo bostece. No te demorés conectando igualdad, se trata de conectar desigualdades, no de hacer pilas semejantes. Establecé categorías que puedan discriminar con acierto cosas entre las cosas, una cosa: categorizar requiere de mucha astucia, hay que tener práctica y relación directa con el atributo de las cosas y de las personas, de lo contrario te dirán que por ejemplo: "no vemos el valor agregado de tu idea", fijate bien, lo que no quieren ver es cómo desagregaste capas de sus ideologías, éstas están por todas partes son los sucedáneos del valor y cuando no provienen de la subjetividad de un solo sujeto suelen aislar la subjetividad de grandes colectivos humanos, colectivos ya visuales. Yo te diría que pensar no existe, dejo esta esperanza para otra vez, pero inferir sí puede convertirnos en una especie de “ataja No” los no no atraviesan el cedazo por lo tanto hay que atreverse a pensar en términos prohibidos y rotos (los conceptos sanos existen cuando responden al menos tres preguntas que se les formule) Es arriesgado suponer que alguien pueda distinguir lo sano de lo roto, alguien que, por ejemplo, suponga que alguna vez pensó. Lo que tratan de hacer es que dispongas herramientas leves para comer alimentos magros, todo es denso alrededor ¡mejor una imagen! ¿Necesitás herramientas? Detestar es una apropiada auque ninguna supera al escepticismo para la lisis. Lo crudo puede hacer lo cocido, lo cocido produce cocido.
¿Necesitás separar la cosas? Eso se llamaba segregar, es un problema cuando una ideología te escamotea la palabra y a la vez lo táctico de ella. Vos segregá tranquilo, pero no descuidés el raspar los contenidos, rozalos con tu piel de tiburón a ver si sangran; enfrentarlos de abajo para arriba requiere de mucha energía, hay que vencer las entropías de lo exosensible y de las artísticas crotas. 
La insectificación del hombre por el hombre no es igual a la insectificación del hombre por la palabra ¿Ya te hablé de la insectificación de hombre por la imagen?
¿Qué sería jerarquizar ahora? ¿una especie de maldad social? Te preguntaste ¿a quiénes no beneficia un pensamiento jerarquizante? Vos no debés establecer jerarquías pero las estructuras del poder se basan en ellas. Si resignás este aspecto de la potencia crítica estás ejerciendo algún derecho (yo diría: otro derecho artificial) como por ejemplo la misericordia intelectual. Sería muy difícil el convencerme de que poseo algún derecho que no parezca obligaciones nuevas, también hay obligaciones viejas que han sido recategorizadas. Para que no escribas silencio, más silencio del que se escribe, debés encontrarle la y las relevancias a los significados, me ha dicho un creyente: yo los significados los busco en el diccionario; los diccionarios como las bibliotecas son cementerios uno de palabras y el otro de libros. El cattivo coro, cattivo coro de siempre. ¿Te dije que el Ser dispone de una membrana piadosa que le informa nociones? Que el valor crea ismos.
El texto que me enviaste lo pude romper todo, lo inquirí con tantos fenómenos y relaciones que sus fragmentos respondieron por vos, no por mí. Pero un texto que no se rompe... coadunado y elastizado por la corpuscularidad de la palabra, eso no es texto en papel sino piel sobada, esta piel no se rompe, esta piel hace reír.
Soñé hace poco que la evidencia es apodíctica, y me creo. Lo que no concurso dentro de mí es mi método de la aclaración, me parece que se trata de cómo mi padre amaba las bicicletas.
Hay mucha indagación y sorpresa culta sobre cuestiones de la “referencialidad” parece ser que estas son cuestiones entre ombligos que no discretan, (los ombligos son orificios conjugados que funcionan en una única posición) suelen venir adornadas de hastío y desdén, pues claro es que tenerse a uno frente a los demás... será con o sin este ombligo que nada puede de discreciones. Aquí me referencio y pienso en que la humildad es la tiranía de lo simple, pienso que la humildad la inventaron los viejos para ser servidos por los jóvenes, pienso, cuando sólo me repito. Pero qué deseo esconde semejante proposición, la de que estamos intoxicados de autoreferenciados; no, no, sí que tiene una ética invalidante algo cristiana, pero hay más, fijate siempre cuál es la fuente que no te deja beber de vos mismo, esa fuente suele decir: “yo sí, tú no” ¿Sería un acto de solidaridad tardía desplazarse de uno mismo y dejarse usar por los que falsean sus deseos? Perdón por la cosicosa esta tan cosicosa ¿El que te propone la no referencialidad, lo hace para reconocerte? O es que al apagar tu onfálo él te sustituye por un antepasado; reconocelos por sus potencialidades dóxicas. ¿Sos consciente de cuánto trabajás para contentar a ese que te proyecta su potencia del No aristotélico? ¿Subyace en esta proposición una promesa de algo? No será, mi amigo, que te están diciendo de un modo y para que te consueles ¡no te quiero escuchar si no eres anodino! ¡No existís en mi zona sino neutralizado tu ego? Yo sospecho de estas fatigas importadas e importantes, te invito a prorrumpirles los tafanarios que esgrimen con la amabilidad de los espléndidos. Una cosa por último, no aceptés convites de irreverentes, el irreverente es el que no tiene obra, pues compartir la silla o la mesa con irreverentes o con importantes es como compartir una maceta con cactus... no recibirás la más mínima gota de riego, el agua eres tú.

Daniel Battilana


miércoles, 10 de febrero de 2021

Negación y desesperación: el evento Maldonado, la intersubjetividad asesina.





Negación y desesperación: el evento Maldonado



En los dos únicos estados que experimenta esta sociedad, que son: desesperación y negación, se puede identificar -según la necesidad del momento- una resistencia a la prueba relacionada con la verdad. Por ejemplo: "este gobierno roba". Sí, algunos consideran que todos los gobiernos roban, pero "el gobierno anterior era inclusivo y distribuía ayuda". Si todos roban, el anterior ¿Distribuía ayuda robada? Esta fórmula contrastada con la anterior significa que el otro gobierno podía robar en tanto compartiera: "robá pero dame", si robás, pero no me das estás en mi contra. Es decir que para el caso del gobierno anterior que "robaba pero compartía", se podía aceptar el recibir esa ayuda siendo cómplice social del robo (estado de negación). Para este gobierno, que de seguro está robando... mientras no ayude ni comparta, será considerado antipopular. Acá se evidencia la actuación del péndulo desesperación-negación. ¿Cómo? La continuación del modelo de bienestar induce a la negación en tanto esa parte de la sociedad pueda ser incluida en un sistema de repartición que se basa en “una parte de la sociedad se solidariza con otra más necesitada” (en realidad el poder político fuerza mediante coerción impositiva a una “solidaridad obligatoria”). Esa otra parte de la sociedad es usada mediante asfixia contributiva para pacificar a la otra parte de la sociedad que permanece en estado potencial de desesperación: “si no me das,…”. La política gestiona con dineros impropios “paga a los sectores populares la paz” explotando a los sectores productivos que no ofrecen peligro, la docilidad es un negocio seguro, podríamos conjeturar.
Este juego de tensiones dadas en negación o en desesperación tiene otro estado, el de negación en desesperación. Ejemplo: a la pregunta original y concreta de ¿Dónde está Maldonado? mientras Maldonado permanecía sin paradero, sin paradero es un término odioso que la sociedad en estado de negación prefiere llamar “desaparecido”. (La diferencia es elocuente, una persona sin paradero conocido es alguien que por sus propios medios podría ocultarse, en cambio en la categoría de desaparecido siempre se necesitaría un actor que haga desaparecer.) El núcleo inicial de un “Maldonado sin paradero” es negado frente a la evidencia circunstancial de que fue desaparecido. Una vez que ese “Maldonado desaparecido” aparece, concretamente, en cuerpo muerto, lo que para esa sociedad negadora no desaparece es “su desaparición”. Así es que Santiago Maldonado deberá permanecer simbólicamente desaparecido hasta que sea reemplazado por otro símbolo más poderoso, en tal caso otro u otras víctimas que renueven esa figura del que “hace desaparecer”. En el evento “Santiago Maldonado” se verifica la acción de la posesión de un símbolo inactivo que dispara la desesperación (el desaparecido) y de un símbolo activo que dispara la negación (la aparición del cuerpo). Veamos, la aparición del cuerpo pone en riesgo la supremacía del efecto simbólico que tiene sobre la población la noción histórica-simbólica de “desaparecido”, es una traslación incompleta de un término sin el contexto original que le ha dado la experiencia de toda una sociedad, por eso una parte de esa mente social desesperada hace operar la figura jurídica de “desaparición forzada” y en esta noción ya está mencionado ese que “hace desaparecer” esa mente social desesperada sabe de antemano quién, cómo y por qué, y usa métodos para imponer ese y sólo ese conocimiento al resto, por lo cual si ese resto no se alinea es de seguro cómplice pero no participe de la intención ideológica del que conoce. Ya el cuerpo de S. Maldonado en un contexto científico de autopsia es negado en función de desacreditar la autenticidad de la “información” parcial de la autopsia pues ellos, los negadores, sí conocen cómo murió santiago, y nadie más. Otra vez, todos saben, esta reiteración histórica de la apropiación de la verdad: sa falta de verdad se impone el símbolo -30.000-. El meta marco mental de los actuadores abstractos permanecerá en el estado de negación que construye el símbolo: como el cuerpo apareció, se debe reforzar o blindar el contorno espacial y anímico de los “que conocen” frente a los que “no se dejan implantar el conocer de estos”. Esta cápsula mental de negación negará hasta el paroxismo fanático cuanto las ideologías eclécticas lo permitan (como ya dijimos, hasta que aparezca un reemplazo), y lo primero a negar será el resultado final de la autopsia, que en forma especial se hace en base a la autopsia de un señor llamado Nisman que hace de fiscal del poder, que, aunque sea símbolo de “muerto estatal”, se lo adscribe y legitima parcialmente, como se hacen tantas posesiones del enemigo Estado si sirven para los fines propios, esto es parte de una ética ad hoc. Una parte del circuito actuante en el efecto simbólico es la gravedad diferenciada que la sociedad percibe en las cualidades ideológicas que distingue a los muertos según de qué lado son. Hay sí, quedan aún, cosas que no se pueden imponer simbolicamente.
Todos estos modos atestiguan una parcialidad de razonamientos sujetos a los límites en constante actualización que imponen los símbolos ideológicos basados en intersubjetividades activas y pasivas: pensar en estado de negación o pensar otra cosa en estado de desesperación requieren del transvasado de esos “capitales flotantes” que están a disposición de los slogans y las fórmulas reaccionarias bi-ideológicas que se atomizan en el aparente consenso de las actuaciones masivas, marchas, discursos, indignación popular (monopolio de la indignación ¿será posible una indignación no popular?), convocatorias, etc.,  para fenecer de poderes reales.
El modelo de análisis de oscilación entre negación y desesperación que aplicamos aquí necesita de la intervención de dos ingredientes de factorización donde negación-desesperación contienen a fanatismo-cinismo o verdad-verosimilitud. Con respecto a esta última, ya comentamos en trabajos anteriores el mecanismo y las consecuencias mentales de una sociedad que sustituye verdad por verosimilitud en un modo de preferencia con visos psicóticos; traemos esto como complemento a los dos eventos desmantelados con anterioridad. Preferimos la noción de “desmantelar” a la de “deconstruir” pues una es más cercana a cómo los latinoamericanos atacamos lo que conocemos y lo que no queremos conocer, en cambio la “deconstrucción” es aún un conceptos confuso y aplicado para las confusiones de los pseudo análisis vigentes. Tanto el abuso de la historia como el abuso de las falsas deconstrucciones están alejando a los analistas de cada especialidad de poner en evidencia cosas más trascendentes que mero pensamiento periodístico. No se ofende al sujeto social ofreciéndole tardìa o trempranamente pormenores sobre lo que hace con su comportamiento y con lo que suponemos hacen funcionar su mente. El mismo y en apariencia actualizado sujeto social puede estar disponible para la incrustación de activos simbólicos actualizables como la verosimilitud pero no así disponible para la verdad, que no es actualizable ni en tiempo ni espacio reducibles a lo social, y si parece que lo es, lo que está siendo es su sustituto de “verdad verosímil”. El consumo desesperado o negacionista de lo creíble pone en situación de “pueblo sordo” a una masa para la cual lo que no es verosímil no existe sino como enemigo. Este consumo de cosa creíble es una especie de ideología endogámica que, si no se actualiza, con o sin sujeto, espera agazapada en una promesa de paz-justicia-bienestar que siempre, y esto es lo sorprendente, está en manos de los “desaparecedores que gobiernan”.
Veamos esto último y tratemos en base a las coordenadas antes propuestas si se trata de negación o desesperación a partir de la pareja verdad-verosimilitud: actualmente se ofrece un botiquín de falacias metodológicas que son filtradas blandamente en el uso coloquial del no especialista, y aún los debidos especialistas deberían identificar esta simulación moderna, nos referimos al concepto de posverdad. ¿No bastaba la noción de obstáculo epistemológico? ¿Había que reemplazarla por un neologismo importado? ¿O es que el planteo epistemológico de Bachelard nos remitía a un conflictivo tris de revelaciones inconvenientes?, ¿qué es inconveniente para la mirada intelectual? ¿Cuál sería entonces el reemplazo para la noción de "vigilante epistemológico? ¿Habría un "posvigilante? Era demasiado sencillo de entender que la emoción es el obstáculo que no nos permite conocer ni entrar en contacto con el conocimiento verdadero, entonces sí que, imbuidos, colonizados por la emoción, podemos funcionar como caballos de Troya de los símbolos y de ciertos símbolos que son mas apetecibles para alimentar la desesperación. Resulta así que parece que han descubierto que la emoción prefiere lo verosímil y deshecha lo objetivo. ¿O es noticia que la emoción crea su propia realidad? La emoción es un fenómeno que se monta en otro fenómeno adyasente de cualquier especie y cabalga insurrecto hasta que vence su deseo, vence en términos de caducidad.


Consumamos verosimilitud

Cuando el pensamiento contiene deseo o emoción es pseudo idea. Este bloqueador anímico es utilizado para desactivar a los individuos de toda posibilidad autónoma de verdad fáctica o incluso de verdad abstracta. ¿Se han olvidado o se perdieron todos los trabajos sobre la pseudo idea?
Hace tiempo proponíamos aplicar un análisis de las ideologías en base a una campana de Gauss. Al momento de elegir los vectores nos topamos con discriminar sin emoción, sin embargo, para tal trabajo reemplazamos ideología por estrés, emoción por negación y desesperación por desmotivación; el modo o punto óptimo dio un resultado (faltan variables) de acumulación de un factor que podríamos denominar categoría de bloqueo social. En ambos márgenes de la campana, en uno la verdad como prueba objetiva del deterioro visible de la percepción real y en el otro el caos que se proyecta hacia el incremento ascendente del modo se va reactualizandoce como estrés en tensión.
Usando el obstáculo epistemológico se mira todo lo aparentemente nuevo como material viejo, por eso las herramientas nuevas hacen a una falacia digital inaprensible. El fracaso del sujeto social es potenciado por la ineficacia en renovar los fantasmas, por ejemplo, de la literatura marxista, esta “emoción marxista” que lo atraviesa todo es el obstáculo epistemológico que no permite ver al que es ignorante en situación de posverdad.  Si la falacia de la posverdad nos ofreciera dos extremos, en uno como producto de la desesperación tendríamos como ejemplo el argumento nulo de la burla. La burla es un sustituto no argumentativo flotante, pues deja a cualquier tipo de negador en estado de espera, ya lo comentamos antes, la burla vuelve a cosificar la subjetividad del otro. Entonces, si la carencia argumentativa instala la burla, se está en estado de desesperación, su contraparte es una negación flotante en espera de significado o el argumento contundente expresado por cierta cantidad de gente que lo legitima hasta que la desesperación lo inactiva; la burla se constituye en una red de identificación grupal que moligera el punto de igualación donde el ánimo es percibido como negación en desespeación: los argumentos ad logicam son típicos de la negación en desesperación. La negación es una activación parcial de los símbolos donde, y aquí hecho mano de un recurso especial, se renueva una vocación natural por la confección del tótem al cual la masa gregaria le hará de vocero, por eso es por lo que el tótem es mudo, no necesita hablar pues lo hace el porvenir simbólico en las bocas multitudinarias del fervor neo salvador que los impulsa. Esto es apenas una conformación de algo mucho más preciso que en lo detallado ofrece perspectivas para un desplazamiento, fundamentalmente de la inercia correctiva e instructiva, con que la historicidad adoctrina a los especialistas. ¿cuáles son los frutos de la posverdad incrustada en la negación?  Y a la vez las mutilaciones (casi todas predecibles) facticas que el negar o el desesperar manifestando impotencia e ineficacia van quitando sustancia a la noción de oprimido. En esta venda anímica se detecta una especie de privatización de los símbolos, los adecuados, decimos privatización pues son de uso exclusivo y en esto no participa la sociedad sino aislada en conjuntos, el universal aquí  no es cooperativo ni percibido como verdad por los otros conjuntos: es un universal verosímil cada vez más aislado. Hay un momento en que la sociedad cuestiona sus símbolos, es en el cual alguien mediante algo los convierte en objetos. La obligatoriedad a participar en esos universales parciales requiere una censura ya oficializada mediante instituciones sospechadas de parcialidad como el INADI;  en tal caso los abusadores de símbolos serán devorados por simbolos mejores o más actualizados. El símbolo ya es una censura.
El trabajo de investigación permanece en estado de distracción histórica, la historia pone y saca atributos dando significados cuya elocuencia ideológica debe ser tomada como un relajamiento metódico al servicio de toda índole académica que rectifica la producción de crítica y conocimiento  a través de agotadoras legitimaciones técnicas que mantienen afuera de los fenómenos a los investigadores; la burocracia metodológica es ya un intrincado muro de requisitos que tornan inoperantes los reclamos cognitivos que intenten desmontar las premisas de una requiza metalica que aplasta a la comunidad especializada, esa que se supone entrenada en mirar cuanto menos antes de entregarse a los dictámenes de la doctrina histórica, historia que nos espia el aspecto privado de lo que decimos en público.
El pensamiento aduanero no se permite incursionar ni plantear pinturas que manchen el servilismo social a los variados sistemas, entre ellos el humanismo sindical, que es parte de las concesiones blandas en el marco retributivo que los sujetos perciben como “derechos” adquiridos y no como un instrumento de tecnología militar afinado y consolidado por el peronismo para desactivar los reclamos y revueltas anarquistas, por ejemplo.
Habría que sumar irregularidades como el supuesto de que la sociedad toda, sin excepción pulsa en burguesía, porque burgués es el deseo contenido en el nido ideológico del progreso de igual forma que en los nidos ideológicos donde se gestan los reclamos encubiertos contra la anti prosperidad aguarda un simulador de revoluciones que seduce a las masas. Así son estos nidos en los corazones que no reflexionan, para invitar al sujeto social a desprenderse de su conciencia antropológica e inmolarse en manifestaciones homologadas que hacen de las mentes solo una mente que piensa en hegemonías propias: el vandalismo mental es solidario.
La pregnancia de la verosimilitud inducida por la información, sea la fuente que sea, es soberana en el uso y aplicación de la irrealidades de grupo, ficciones que se refrescan tanto en zonas virtuales como en recintos mentales donde prevalece la riña como técnica para la coerción anímica de todos los adversarios, incluso algún adversario que permanezca informe esperando su turno para actualizar negación o desesperación ideológica del oponente. La adversidad comunicacional y la unilateralidad discursiva son violencia.
 Dejamos para otro momento el desmantelamiento de las nociones de resistencia y de movilización social en una perspectiva de accionar infantil blando, incapaz de perforar la membrana temblorosa del poder.


Daniel Battilana




viernes, 5 de febrero de 2021

Deseo de pobreza

 

El deseo de pobreza

(Para una metafísica del subdesarrollo: sobre el deseo de pobreza (frag. y axiomas de pobreza)


"No te merecés ser pobre"


Es joven, de unos 22 años, cursa una tecnicatura, una subrama de una especialidad médica. Aparece por privado, despliega una batería de insultos impersonales, de esos que no incorporan a familiares... (no la conozco).Y por último me dice «no te merecés ser pobre» Es maravillosa aseveración de cómo la gente reconoce que sos rico o pobre mediante o a partir de lo que escribís, digo escribís pues no es a partir de las ideas inscriptas en lo escrito, sino en cómo yo escribo en que basa su conocimiento de mi pertenencia de clase, es decir que el prejuicio es cultural de orden intelectual. Así será difícil erradicar la pobreza sin antes tratar el «deseo de pobreza» esa noción instalada en la mente que transforma, identifica y fabrica un tótem social que no reune los requisitos de “pobre” Un pobre rehacio en aceptar que no participa con ninguna característica, salvo la mental (no me refiero a pobreza mental, sino a creencia de grupo) a ese grupo del cual se solidariza sin mimetizarse demasiado. Y dice también “Yo estoy del lado del pobre” Ella, sin saberlo me censura y se vierte revelando el parecido a quién es y qué lugar ocupa: «al lado». Una vez disparada esa secuencia de desactivación clasista del otro, el comportamiento se reduce a un síntoma inescrupuloso: el exterminio conceptual de lo diferente que amenace la existencia del “dueño del pobre”.

Las representaciones de ese “al lado” son las de un invitado acompañante o un colado simulante.

Este es un pobre sub producto de mercado, de mercado político, un no-ser anti social imbuido de la parte que el amor permite que usen para la doble discriminación: una que discrimina el abstracto ajeno y otra, la que segrega con determinismos al otro y a ellos mismos que se segregan selectivamente, son, sí, pobres abstractos que se asisten entre sí resistiéndose a las movilidades de las que supuestamente fueron destinatarios y de los innumerables beneficios que han recibido de los gobernantes. Hay nociones de pobreza que emanan de esa facultad humana de concebir supersticiones, y de esta facultad, en especial el urbanita que se observa tan propenso a las máscaras y a los ritos de sí mismo en grupos sin comunidad.

¿Y quién se merece ser pobre? 

Este urbanita no vive en condiciones de pobreza sino de carestía: la suma de sus objetos no cubre sus espectativas, por esto es que se apropia de la pobreza ajena y la hace rito, la sujeta a los sujetos. Estos grupos creen que no tener coche, alquilar, pagar viáticos para viajar, gastar en comer, usar la misma ropa más de dos años y fundamentalmente creer que sienten lo mismo o parecido a lo que siente su «prototipo de pobre» los hace pertenecer a ese ser sumido en una complejidad existencial y funcional allende su conocimiento. La pobreza romantizada no está lejos del tratamiendo dado “buen salvaje”. El indígena; el peón rural; el habitante de Haití, el negro del Caribe negro me demuestran que éstos no se les parecen en nada. No sirve juzgar suponiendo de que tener coche o motito, casa, estudiar, comer (que no es lo mismo que alimentarse) tener celular y conexión 4G hacen de una persona su condición de «rico» No, se resisten en preservar de tal manera a ese «pobre abstracto que los habita» que no se reconocen incapaces de transformar al otro pobre, el real, el que no conocen pues conocen sólo al pobre que han creado para exculparse, para expiar el miedo a sobreponerse interiormente. Todo esto lo deduzco de ese «no te merecés ser pobre» pues la expresión debe leerse así: ella sabe de antemano qué cosas no se merecen “yo me merezco ser pobre” y esa es una tragedia inconsciente con la cual no podremos dialogar nunca ¿Por qué no podremos dialogar nunca con ese subconsciente colectivo de pobreza abstracta? Pues al inconsciente se le habla con imagenes y la imagen sostenida por la cual luchan empecinadamente es la de un “país-cloaca” un sumidero de precariedad, una sociedad pisada y aplanada resistiendo y haciéndo resistir a cualquier intento de mejora de esa imagen de culto, que es la pobreza. La desenfrenada lucha de clases se aprovecha del impulso natural del egoísmo verticalista de ser en sociedad. A este impulso combativo se le adhieren nociones varias, de las cuales, una, la conservación del pobre abstracto rivaliza con la del pobre real, el crudo, al que “siempre son insuficientes los medios para llegar”. El subdesarrollo despliega esa capacidad de enajenar mediante ideologías, la identificación es una coartada. Por ejemplo, el impulso automático de suponer que se me reconoce por lo que estoy escribiendo, eso es subdesarrollo. Este fenómeno lo aplicamos entre nosotros, pues todos hemos aprendido que leyendo a Bergson conocemos a Bergson.

Así y de tantas maneras el que no se merezca ser pobre no accederá a las dignidades, a los beneficios, a las ficciones merecidas del privilegio.


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Axiomas sobre pobreza y sindrome de Robin Hood


 ¿Y quién se merece ser pobre? Quien se lo merezca será recompensado con pobreza.


Y ¿para cuándo el museo de la pobreza?

 

Al que está pobre se le dice que ES pobre: un modo de estar siendo lo que otros imponen.


Nada que esté puesto a la vanguardia sirve a la retaguardia sino para darle la espalda, en la espalda de la retaguardia están los que no tienen voz.


Cuando se dice «darle voz» a los que no tienen voz no es para escuchar cómo hablan y qué tienen para decir los que nunca hablaron sino para ver cómo repiten lo que escucharon de estos benefactores que en general somos sociólogos, periodistas, filósofos y antropólogos. Una voz nueva implantada en una garganta vieja es defectuosa como la de un loro


Existe el pobre pero existe un pobre sin pobreza, es el pobre abstracto que simula en su mente una abundancia de nada, cuando el pobre no conoce la nada sino como realidad, el pobre abstracto experimenta la nada si sus abundantes facetas sin embargo el pobre real materializa esa nada afuera de sí y su mente es toda sobrevivencia.

 

Existen la pobreza y el pobre, hay una pobreza sin pobre, hay un pobre pobre y una pobreza pobre, ésta última es enriquecida con pobre.

 

Es sumamente dificil y tramposo definir “pobre” se hace claro reconocer: lo que le falta, lo que no tiene, de lo que carece, lo que demanda, de lo que no disfruta, a lo que no accede, a lo que suponen que “sueña”, lo que posterga, lo que ignora, etc, etc. Y todos creen conocer al poseedor de todas estas categorías.

 

No me des “dame” o dame “no me des” Poco a poco comenzará esta demanda.

Se hace difícil llegar hasta el pobre real pues permanece aislado -involuntariamente- por un intermediario de pobre, un sujeto social que simulando ser pobre y sistemáticamente cambia el sentido de toda modificación de la pobreza real transformándola en ayuda, es decir: desactiva cualquier solución que le quite el monopolio del pobre.


Nadie lo dice, no se menciona la existencia de un sujeto culto e instruido que persiste en considerarse «pobre» no es un sujeto complejo sino complicado, filtra y reemplaza a propósito los componentes que lo delatan socialmente, hay profesores, poetas, escritores que lo hacen; grandes simuladores de la palabra, qué notable, usan tecnología burguesa como la palabra y la poesía para propagar falsas nociones de, por ejemplo, lo valioso de permanecer siendo pobre, no, de lo necesario que sería dejar de serlo pues ese permanecer pobre fue un orgullo que ahora es un tesoro de deber ser para otros que no lo son.


Los intelectuales que hacen un culto del pobre parecen «corsarios de la pobreza» Atesoran atesoran y ese tesoro se lo vuelven a quienes tratan de deshacerse de él, el pobre tira la basura y estos mentirosos se la restituyen; este es el complejo de Robin Hood, pero Hood le robaba a los ricos, muy diferente a estos que le roban la basura al pobre y se la arrojan como pobreza.


La pobreza es siempre nueva en cambio el pobre real es siempre antiguo, cuando se da al revés es operación.


Al pobre real se lo reconoce instantáneamente en cambio al pobre abstracto lo debemos leer.


No se me ocurre un tratamiento de cura social para esta patología que sufren tantos, la de intermediarios de pobres o pobres abstractos, pero quizá algún día los pobres logren deshacerse de ellos, así veríamos en su injusta magnitud lo que tiene que ser transformado y a quiénes.


Lo más cercano a ser rico o civilizado es tener derechos, más de los exigidos que de los naturales.

 

El capitalismo como resignación hueca.

 

Nada que insectifique al hombre me es ajeno pues también lo intenta conmigo. Lo ajeno también intenta conmigo...

El que no dispone de sí mismo ¿qué es?


A una inmovilidad social corresponde una movilidad polìtica.

 

Pobre y pobreza en simploké

 

Daniel Battilana

 

sábado, 24 de junio de 2017

Los desaparecidos del relato


Los desaparecidos del relato: cuando los proyectos son sólo proposiciones psicológicas


Los neo-socialismos privados adoptaron para sí una modalidad, copiada de tantas modalidades de sus líderes: no nombrar a sus adversarios o a cualquier persona que consideren contraria a sus procederes, políticas, intereses y estrategias de colecta ideológica. La Argentina quizá no reparó en esta repetición de la tragedia de quitar la identidad al otro, a lo que amenaza a lo regímenes de la política mística. Este no nombrar es también una negación del otro pero es una quita de entidad que empieza con no decir su nombre. Esta privación de la identidad se legitima de arriba hacia abajo, de tal modo que actualmente es una práctica de abuso entre la comunidad del relato. “Si no te nombro no existís” “No te nombro para que seas nada entre nosotros que sí somos” “si te nombro te doy identidad” “La identidad que te quito – silencio- se apropia de cada atributo que alguien entre nosotros pueda tomar como ejemplo” La pandilla no nombra, por temor. Aquí nos tropezamos con una tragedia ideológica cuya clave es la conquista de demandas privadas como si fuesen requisitos públicos y universales para vivir, a esto se sumamos la extinción del nombre identitario como uso del olvido que la masa debe aprender para beneficiar a sus líderes. La masa cree que alguien le puede dar o quitar la identidad nombrando, creer es considerar pero creer no es pensar. Este arrogarse el poder nombrar o desnombrar es una superstición de poder. Esta receta está encubierta por el rito de la ironía y la burla, decimos rito, pues se desarrolla en un espacio controlado, un espacio mental donde el que niega la identidad del otro se erige como poseedor del “sello” de la marca que autoriza a sus seguidores a ver y escuchar lo que ese ser individual tenga en su “sí mismo”.
¿Esto de no nombrar es una estrategia tomada de la izquierda freudiana?
Suelo plantearme la idea de que los absolutismos contagian una bipolaridad anímica que consiste en dos extremos: negación y desesperación. De un punto al otro, y sin estaciones, se puede identificar todo el producto de esta maqueta social, es decir, o niegan como se niega al otro sin nombrarlo o se desesperan mutuamente implantándose profecías de desastre que sólo ellos ven o se comunican entre el grupo como un código silencioso que prescribe nulidad a cada enemigo que conocen y apenas dedican un fragmento o una mueca.
Para tal caso la “brecha” no existe como tal, pues la brecha se identifica con una posición media entre dos hemiciclos más o menos equivalentes. Esa brecha sería el fulcro, el pivote de oscilación entre la psicosis de la negación (de nombrar al enemigo, etc) o de la desesperación. La negación es casi un estado perfecto de calma placentera y su contrapuesto, la desesperación, es un llamado de alerta masivo ante un desastre en el que en general se usa al sujeto “patria” como víctima. ¿Al no nombrar al otro, dónde queda la promesa psicológica de la inclusión? ¿Qué nuevo silenciar del otro traerá la izquierda lacaniana, para mejorar lo anterior? Desplantar a Freud y plantar a un Lacan que re signifique a una izquierda caviar ofrecerá nuevos encapsulamientos liminares para "el sujeto de acá" ese programable sujeto social suspendido en las crispaciones infinitas del vibrante necesitar. (frag).




Daniel Battilana.