Me llaman Daniel Battilana, no nací, por eso de lo increado; vine al
mundo por un malabar que hizo mi vieja con el sudor de mi viejo; estaba del otro lado del alambre escribiendo y me trajeron acá donde
además de escribir tengo que leer.
Llegué en febrero, soy eso que
llaman acuario… O un tigre de agua, un tigre en la pecera, no distingo bien si lo que veo es el adentro o el afuera
de esa pecera; sí, les aseguro que suele mediar un vidrio en todo lo
ancho de mi realidad. Entonces acá comprendí qué era eso que se contaba
del otro lado sobre que hay dos clases de existencia: el pez y el
pescado, uno lucha por no comerse el anzuelo y el otro vive colgado de
él. Del otro lado ignoran que aquí hay una tercera clase de existencia,
la caña de pescar, pero ningún pez la ve porque vive por debajo de ella;
el pescado raramente la ve, pero si lo hace la confunde con dios. Ya me
es insoportable estar acá y encima nunca dejé de ser por estar.
Nunca
pedí nada, es así que absolutamente todo lo que tengo es de mi señora;
nunca pedí a mi señora, eso no quita de que la posea cuanto quiera.
Mi
comienzo en la escritura fue con gente muy seria y detallista, nunca
hacían reír a la poesía y le hacían unos trajes bárbaros.
Todo llegó tarde en mi vida acá, tuve que traerlo de mi vida allá.
Escribí
7800 poemas en treinta años, yo busco denodadamente uno bueno; hay
quienes buscan secretamente uno malo, para hacerme famoso.
Todos
se enojan conmigo fácilmente, quieren que yo los entienda: cómo hago
eso, a mí me cuesta mucho enojarme cuando me entiendo.
Todos son
famosos, sucede que ellos no lo saben; cuando se los digo se vuelven a
enojar, dicen que estaban mejor creyéndolo que sabiéndolo. ¿Quién los
entiende? Mejor, que vivan enojados y famosos, no ignorados y creyentes.
Allá
teníamos un tipo llamado Calímaco, parecía un loco, decía “Un libro
grande, un gran mal”. Ahora acá entendí… un libro pequeño un gran bien.
Mis amigos no saben casi nada de mí; es mejor, tampoco saben que son mis amigos.
¿Un
consejo final? Puedo dos. ¿Puedo? Fijate si compartís la maceta en que
vivís con un cactus, nunca te van a regar. No confundir nunca a Chopin
con música triste. Allá de donde vengo Chopin está siempre festejando,
nos decía "¡Ustedes no saben la cebolla que les compuse a esos
pescados!".
Daniel Battilana
viernes, 28 de diciembre de 2012
jueves, 27 de septiembre de 2012
En un mundo grande de palabras
“En un mundo grande de palabras que se excusan de tocarse,
abundan los recubrimientos dispuestos a seducir con observaciones fáciles y
rutinarias; el significado se nutre de esta aparente inmovilidad de lo
sustantivo, se desprecia la hermosa y trascendente superstición de modificar”
viernes, 31 de agosto de 2012
Hacia valores intangibles aún
"Lo
importante es leer lo que nadie lee para poder escribir lo que nadie escribe;
este desplazamiento voluntario hacia valores intangibles aún tiene un alto
costo; no cuesta nada leer lo que todos leen para escribir lo que todos
escriben, lo más intenso es abandonar las estructuras huecas del entendimiento;
dispensarse así la minoría del sentido privado de las cosas; éste es mi
observatorio, hace muchos años que no escribo, sobrevive la apariencia de tal
cosa, sólo esgrafío lo que me ve"
Daniel Battilana
Daniel Battilana
miércoles, 29 de agosto de 2012
Siervas en el papel
“Cuando excito a las palabras, aparecen lujos que no quiero dispensar, lo peor lo dejo para la poesía”
“Sólo puedo vivir exasperando a las palabras, están todas allí para fecundarlas de nociones”
“”Hay una magia culta y otra magia inculta; la primera es la superstición poética, la de los magos poetas, la segunda es el acto previo a poemizar”
“Ah, los aristócratas poetas y sus siervas sometidas en el papel”
Daniel Battilana
miércoles, 30 de mayo de 2012
sábado, 10 de marzo de 2012
Acá el materialismo y la dialéctica no se venden.
Librería de viejo... "La locura en la historia" J. M. Ramos Mejía, con prólogo de Paul Groussac, 530 páginas, ed. La cultura popular, año 1933, perfecto estado. Tomo el libro y le pregunto al señor: -está marcado, dice. Tres pesos, le doy cinco... "Historia de la música en argentina" Vicente Gesualdo, tres tomos, edic de lujo, Ed. Beta 1961, -está marcado, 15 pesos, son tres tomos. Le doy 20 pesos...Pero hay uno entre estos libros, es “El hombre primitivo como filósofo” de Paul Radin, ed. Eudeba, 1960; yo poseo la edición original de Dover publications, de 1957 y veo que en este, Radin, incluye “los principios metodológicos en el estudio de las filosofías aborígenes y un ensayo sobre nuevas formulaciones religioso-filosóficas intentadas por un indígena americano” trabajo este que había sido publicado en Eranos-Jahrbuch, Zurich, Rhein-Verlag,1950… El señor, cordialmente, me regaló dos libros: uno de Henri Lefebvre “Lógica formal, lógica dialéctica” y otro de Marta Harnecker “Los conceptos elementales del materialismo histórico” –Lléveselos, acá el materialismo y la dialéctica no se venden. (¡¡¡)
lunes, 23 de enero de 2012
El falo femenino del externo sentido
La poesía está hecha de una materia egoísta, menos unos ojos piadosos, menos una materia no periódica, menos todo el escarnio, menos lo precedente, pero hay algo que no se le puede quitar a la ropa de esta pagana ilustrada de mundo.
La poesía es el gran instrumento mesolítico burgués por antonomasia; puede funcionar con el aire de la flauta, con la uña sucia de tierra del obrero, con el agua cara de los perfumes abrumadoramente inútiles de los haraganes o con el fuego de las antorchas del escarmiento; puede imitar al rico, consolar con utilidades sociales, hasta puede hacernos un bolsillo de agua. Donde veas un instrumento sano o dispuesto a ser sanado por la palabra, allí donde la elocuencia se haga presente como bondad, ahí tenés el cuerpo dominado por la cárcel de la excelencia. La poesía es una madre con falo dirigiendo un ejército de aspirantes a aristócratas fecundados por los detalles, esa madre los penetra con sentido y ellos se niegan a la sodomía del destino; encuartelados en el lenguaje, el lenguaje obedece a las infecundidades, sólo fecundando afuera del lenguaje, sólo matando la idealización de la imagen, se logra el poro para la filtración del externo sentido, el poema es el único falo femenino que el Ser agita en la penumbra del hueco ontológico.
Daniel Battilana.
La poesía está hecha de una materia egoísta, menos unos ojos piadosos, menos una materia no periódica, menos todo el escarnio, menos lo precedente, pero hay algo que no se le puede quitar a la ropa de esta pagana ilustrada de mundo.
La poesía es el gran instrumento mesolítico burgués por antonomasia; puede funcionar con el aire de la flauta, con la uña sucia de tierra del obrero, con el agua cara de los perfumes abrumadoramente inútiles de los haraganes o con el fuego de las antorchas del escarmiento; puede imitar al rico, consolar con utilidades sociales, hasta puede hacernos un bolsillo de agua. Donde veas un instrumento sano o dispuesto a ser sanado por la palabra, allí donde la elocuencia se haga presente como bondad, ahí tenés el cuerpo dominado por la cárcel de la excelencia. La poesía es una madre con falo dirigiendo un ejército de aspirantes a aristócratas fecundados por los detalles, esa madre los penetra con sentido y ellos se niegan a la sodomía del destino; encuartelados en el lenguaje, el lenguaje obedece a las infecundidades, sólo fecundando afuera del lenguaje, sólo matando la idealización de la imagen, se logra el poro para la filtración del externo sentido, el poema es el único falo femenino que el Ser agita en la penumbra del hueco ontológico.
Daniel Battilana.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)