miércoles, 30 de marzo de 2011

Los arcángelos severos

Los arcángelos severos

Primero quisieron ser Artaud pero no había con qué ser más prolijo que Prevert, viajar a México para tomarse vacaciones del hospicio o la teoría del padre era un portento argumentativo arduo para imitar, pero sobraba alfombra para ocultarlo.
Después, ser un maldito cualquiera mezclando Mallarmé con Apollinaire (Once Mil Vergas era demasiado y se parecía mucho a viajar en el Sarmiento). Una poeta que relate su disgusto de ser tocada y se proclame doncella, escribirá hasta que sea mamá. Creo que aún matan por ser Mallarmé.
Y sentándose a lo Eluard estaba garantizado el prestigio de lo esotérico, nadie palpó el hojaldre blanchotiano, esta fruta es soberana y no habremos de comerla… Los alemanes ya no iban a estar para ningún desfile estético más entre nosotros, que increíble, la concepción de la metáfora más parecida a la metáfora española era relegada por militarista. Lo mejor de lo alemán era la “sacáfora”;  Rilke era ese pesado que se parecía tanto a los buenos poetas argentinos congelados y premiados por su edad. Algo pasó y alguien se acordó de François Villon, al intrépido y descarriado Villon lo destilaron en un alambique Zen (más caña tacuara que bambú) y le armaron un jardincito Zen y se soltaron a hacerse los reventados monjes de una “rolexgión” cuyo dios sedicioso  era Bukowski… y para imitarlo teníamos la nueva poesía bonsai, la higiene bonsai, el ánimo bonsai, la amistad bonsai, la invitación bonsai; las raíces de la mente recortadas por un jardinero zen. Al fin se formalizaba esa espesa relación entre imagen social y poesía “pret à porter” . Buko… este Jhony Walker del Capitalismo emanaba un desenfado bien enmarcado en la primera enmienda y su mirada etílica es la envidia de casi todos los que huyeron sin dudarlo de cualquier amistad con Ezra Pound. Mas como el subdesarrollo no tiene enmiendas que protejan la tontería ni vendas para las malas traducciones, empollando están estos dioses del suicidio de cuyos creyentes oímos quemar ideas y palabras como sillas para calentar el alambique de vanguardias estériles y mucho más escurridizas. Estos intelectuales de propiedad horinzontal regaban las macetas con cerveza industrial y ofrecían el delivery editorial. Y allí están los que no han movido más de tres hojas de “Los cantares” diciendo que Pound era facho, ¡esgrimiendo carnet soviético cualquiera es poeta!; la cosa se calienta cuando no necesitás partida de reclutamiento, salvoconducto de obediencia. Una vez pregunté ¿cuándo fue la primera vez que Italia derrotó al hambre en 500 años? Ah, me decían y yo preguntaba ¿en qué se parecen el Paraguay víctima de la triple alianza e Italia? Ah, Ah, tomémonos un vinito decían… Creer a toda costa que sí ¿no?  ¿Si me enfrento a la usura, a qué me enfrento? ¿Quién puede inferir, de lo que escribo, mis lecturas? Graciosa es esta capacidad de suponerme una cosa en función de otra, la ideología es una posesión que reivindica la dinámica de su estática. Esta precariedad marca la diferencia, o Joyce se arrepintió de Pound, o Eliot lo leyó mal a Ezra… Cualquiera que tenga que escribir poesía en papel higiénico como lo hizo Pound en la jaula de Pisa, no puede ser tergiversado por mi ignorancia. ¿O es como vestirse de alegato esta vocación de limbo? … El concepto… ¿despojado de qué?  Yo puedo escupir contra las gemas, puedo oficiar enjundiosas ironías, puedo insuflar el ácido del cinismo que convierte en sociable la mentira más útil. ¿Quién puede inferir entonces qué leo? Si sólo miro sin salvoconductos.
Los gesticuladores de dossiers, faccionadores de revistas, se reconvierten en “arcángelos severos” subvencionando con diatribas, siempre precoces, los espíritus pausterizados, va…el viento los amontona, ni se te ocurra respirar cerca.
 

Apostillas

Gesticuladores de dossiers
Arcángelos severos
Carnet o salvoconducto ¿tenés raíces zen?
Bukowski era un whiski zen
La ideología es una posesión estática.
La dinámica de la poesía “pret à porter”
Faccionadores de revistas
Delivery editorial
¿Tacuara o bambú?
¿Ad hoc? Mejor OK.
De cómo no hay por qué.
Privación de la hermenéutica.
¡Basta de hermenéuticas si somos todos hermanos!
No hay aparato crítico, hay producto crítico.
  
Daniel Battilana.

martes, 22 de marzo de 2011

¿Los que no leen se parecen a lo que ven?

Llueve, el vasto suicidio de los caracoles babea la pared, parecen hilos de otra lluvia más serena, hilvano con esta dificultad que antecede, un baremo de impresiones; usaré sin modo ni asco palabras intocables, esas que avergüenzan  al experimentado y arden de entusiasmo en los que ignoramos la liturgia cool de escribir descafeinadamente y de hablar bajito tratando de no despertar a las bellezas.
La frase a la que le estoy agradecido: “man lernt nichts wenn man Ihn liest, aber man wird etwas” es de don Goethe (por Winkelman), otra menos parecida es de un poema azteca donde un guerrero dice “por qué han de perecer los hombres -que por ti- gritan, gritan a la verdad queriéndola despertar”.  Me acompaña el temor de ambas posibilidades: convertirme en lo que leo y que lo que leo se parezca cada vez más a lo que veo… Entonces, ¿los que no leen se parecen a lo que ven?
D. B. 


sábado, 19 de marzo de 2011

La poesía es un instrumento burgués

La poesía es un instrumento burgués hecho para funcionar al revés: hace de lo burgués un instrumento para sumir a valor, a emoción y a no-mirada los objetos del mundo. No existe un instrumento desinteresado. El valor y el hábito tal lo planteaba Ravaissón, es por donde el universo, siempre confundido con la estructura del ser, habilita y deshabilita la libertad en forma de sentido. Esta domesticación entre sujetos y objetos es su poesía y esta liberación del sentido, que se degrada en busca de más sentido, es el poema. Los instrumentos burgueses reemplazan la imaginación por la emoción enmascarando el mundo de objetos lujosos: la poesía es su objeto lujoso y el poeta es su sujeto lujoso.
Daniel Battilana.

sábado, 12 de marzo de 2011

Apostillas I

A veces leo poemas muy bien articulados por la orientación que de lo sensible hace la inteligencia, parece que leo a poetas inteligentes. Al fin los descubro mezquinos de su humor, descubro que sólo escriben seriamente.


APOSTILLAS
El prestigio es una seriedad bien articulada.
Lo serio aparenta ser poesía.
Edificar una atalaya de silencio suponiéndola humilde.
La humildad es la tiranía de lo simple que los simples no conocen.
No quedé indemne de esta “apropiación del merito”
Estoy solo jalando entre el signo y el sentido de mentir.
El paroxismo de la ética no nos deja reconocer a los otros
Vestimos iguales prendas diferentes.
Lo virulento suele fabricar héroes inciertos en los poetas inciertos.
Qué bueno que te duela esto, aquello, no lo otro.
Una máquina hay de endulzar palabras.