jueves, 11 de julio de 2013

¿Qué pensás del romanticismo alemán?




 
… Los alemanes ya no iban a estar para ningún desfile estético más entre nosotros. ¡Qué increíble, la concepción de la metáfora más parecida a la metáfora española era relegada por militarista! Lo mejor de lo alemán era la “sacáfora”. Decía en una notita muy entonada, el romanticismo alemán tal una tregua espiritual, tal un respiro del guerrero y que no es sino un existencialismo supersticioso, un exabrupto, una ruptura de los acervos planos, de los destinos planos a que son sometidos los pueblos, y ¿qué no es el RA sino la mella vengadora en las miserias cotidianas? Un surrealismo feudal y tardío emanado de un pueblo que diseñó una existencia que no tendría tiempo de habitar. Un surrealismo dije que, a diferencia del francés, eligió dormir el cuerpo para sustanciar lo imposible. Estudiaban español para leer a Calderón de la Barca, eso es esforzarse... Cada cultura ha tenido su tránsito romántico, los japoneses, los musulmanes, los indios, notoriamente los que beligeran para que no los leamos. Don Heine y su Deutschland, ein Wintermaerchen. Los romanticismos son siempre el triunfo de algún paganismo ilustrado.


Daniel Battilana

El arte



Antiguamente la información circulaba con el arte; el arte se desinformó y en él  sólo circulan las múltiples especificidades del consumo. Cualquier suposición de artista desinformado es retardada, la mecanicidad del arte es corpórea.
Antiguamente la información circulaba con el arte. El arte se informa de la no conservación.

Daniel Battilana.

miércoles, 10 de julio de 2013

Tiempo mucho insecto poco



La estructura del pensamiento fenomenológico, tal como Husserl tal como Kant, acomoda por visión los preconceptos de insecto-pequeño y tiempo-mucho, la razón quiere verlos según los reconoce; por ello induce a priori a ver al insecto como un envase insuficiente para contener el tiempo. Sin embargo la poesía nos permite crear una superficie mágica donde nos es posible la idea de que el tiempo aunque nos parezca suficiente mucho por eterno, no lo es para llenar al insecto que por pequeño es ajeno a él. El constante pasaje de fórmulas (tiempo-mucho-insecto-poco) es engañoso pues nos falta el hueco de la incógnita… Es aquí donde se revela el aporte del lector: su presencia comprensiva que en el instante mismo de intentar comprender es atrapado en la superficie mágica de un nuevo significado. A posteriori cada uno construirá sentido, nuevo sentido; creo que la existencia de poesía se da cuando logramos hacer del lector un poeta sin que se dé cuenta.

Daniel Battilana