La estructura del pensamiento fenomenológico, tal como
Husserl tal como Kant, acomoda por visión los preconceptos de insecto-pequeño y
tiempo-mucho, la razón quiere verlos según los reconoce; por ello induce a
priori a ver al insecto como un envase insuficiente para contener el tiempo. Sin
embargo la poesía nos permite crear una superficie mágica donde nos es posible
la idea de que el tiempo aunque nos parezca suficiente mucho por eterno, no lo
es para llenar al insecto que por pequeño es ajeno a él. El constante pasaje de
fórmulas (tiempo-mucho-insecto-poco) es engañoso pues nos falta el hueco de la
incógnita… Es aquí donde se revela el aporte del lector: su presencia
comprensiva que en el instante mismo de intentar comprender es atrapado en la
superficie mágica de un nuevo significado. A posteriori cada uno construirá
sentido, nuevo sentido; creo que la existencia de poesía se da cuando logramos hacer
del lector un poeta sin que se dé cuenta.
Daniel Battilana
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