sábado, 21 de enero de 2017

La docilidad del común o la tiranía de la humildad


La docilidad del común o la tiranía de la humildad

Acertadamente un amigo me dice que soy un ególatra descomunal.
Suscribo con fruición a esta negligencia no sin desarrollarla en sus oscuros reflejos.
¿De qué manera se resiste a la homogeneidad que imponen mis dóciles compatriotas?
¿Con cuales herramientas se contrarresta la docilidad? ¿cómo sobrevive una escritura? Con la vara de la docilidad se lee lo que todos leen, se dice lo mismo, entonces, dócil amigo ¿como amanuense no te resultaría un ególatra descomunal? entonces cuando había que hacer una consulta atinada, compleja y dilémica ¿sí era falta un ególatra para responderla? ¿cuál parte de esa egolatría es la que te molesta? ¿mi intelecto ególatra, mi poesía ególatra, mis mates ególatras?
O te molesta que yo no sea un zurdo dócil. Vivir sin el escudo del ego parece que no te hace mejor sino más predecible y homogéneo te hace un ciudadano ISO 9001. Ya verás lo que resulta de la complicidad falsa y amistosa de los que cultivan el parecerse, de los que se ufanan de cuidar y conservar la multiplicidad y esconden bajo la manga un darvinista afilado. En cambio tener un amigo ególatra te aliviaba el esfuerzo de aparentar, la función social de simular que «nada en vos se destaca o diferencia entre los demás».
No, no, si alguien piensa de que un ególatra es una especie de andrógino auto suficiente, se equivoca descomunalmente... Esta vez cuando tengas en ciernes la necesidad de una reciprocidad ya tenés allí, y a mansalva, millones de dóciles sin ego cultivando miniaturas y otros cosechando nada, pues nada es lo que alimenta al inseguro ¿quién es más hostil y falsario? ¿El que simula no ser o el que es y te deja ser?
Qué cierto y a tiempo viene este reclamo tuyo que me sella un destino de dócil sin ego como condición de amistad y qué tipo de parácito humano me creés para tomar esa posta que me haría fácil e inofensivo. Todos lo que lean este texto tendrán su oportuno reemlazo de lo opuesto a «ególatra» no así de «descomunal» la envergadura de esta palabra puede poner en evidencia a quién la usó más que a su destinatario. ¿Quién es el tiráno sino el que con una mascara de humildad hace que todos le sirvan? Qué es más peligroso que un humilde y un dócil. Me pregunto ¿cuál es el producto intelectual de la docilidad? pues el producto social lo tenemos a la vista: gente marmota, gente anodina, gente oculta hasta de sí, gente cobarde que huye espantada pues todo le parece agresivo, hostil. 
¿Qué ha producido una sociedades así de gente sin tolerancia al fracaso, gente acolchonada. Es tan básico todo lo que ofrece la sociabilidad pues ¿qué le digo al otro cuando le digo ególatra? ¿creen que le digo lo que dice la palabra? Considero que que màs bien le estoy diciendo "sos diferente y es imperdonable por eso te condeno y te exonero? Es así como los supuestamente inclusivos actúal y ejecutan un acto de segregación. 

1 comentario:

  1. Notable.
    Totalmente de acuerdo.
    Si hasta la gata, que vive conmigo, no está domesticada... la respeto, y ella a mí. No renunciamos a nuestra identidad, compartimos en la vida.

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