Lo
que escribís sin ego es como lo que rezás sin ego: crear y desear con nadie en
los extremos.
Cuando
veas y escuches a gente muy preocupada por “dejar el ego afuera”, “escribir sin
el ego”, ojo, usan eso como ariete de lo que viene detrás: aplastarte como
persona y como escritor.
Que
el único "micrófono abierto" sea tu cabeza, es decir, usá tu
micrófono para escucharte.
Si
leés o escuchás la exclamación ¡¿Cómo lo hace?! En realidad están sucediendo
dos cosas: que el que exclama cree que para hacerlo hay que saberlo y segundo,
que mientras ignore cómo lo hacés te seguirá halagando a gritos, en ambos
casos, el que pregunta no es poeta.
Hay
supermercados y minimercados literarios, también hay banelcos municipales; los
suplementos literarios serían esas vitaminas de papel que te recetan para
mantenerte desnutrido.
Tratá
de no dejar tu ego en la puerta cuando te inviten a leer, no es una pulpería ni
tu ego menos que un caballo.
Cualquier persona que te diga que tiene poemas chinos
traducidos ya tradujo seguramente los tuyos al chino para jamás leerlos.
Un “centro cultural” es una tautología y se explica cuando
ves que te invitan para embocarte el centro.
Siempre me fue más beneficioso mirar donde otros sólo leen y leer donde pocos mirarían... o hacer ambas cosas a la vez como ahora que nadie mira y todos creen leer.
Suele haber mas tapa que libro, se necesita lo que va adentro y que no siempre lo escriba lo que va afuera. Tenemos el desdén para ignorarnos lo que no vale.
Daniel Battilana
No hay comentarios:
Publicar un comentario